Noticia archivada en la categoría: Deporte,Orientación Universitaria  | Publicada el 13 noviembre del 2017.

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Hace poco, nuestro Sensei Antonio Quero impartió una conferencia en la Universidad de Málaga acerca de la tradición e innovación oriental aplicada a la vida occidental.

Así, afirmó que debemos ser realistas en las actitudes diarias y saber que “la felicidad no es la posición social, la pareja perfecta y todo lo ‘ideal’; no es una estación a la que hay que llegar, sino el resultado de la forma de viajar».

«En nuestra cultural occidental -explicó también- tenemos una predisposición profundamente entrenada para ausentarnos del momento presente. Los orientales saben, en cambio, que es la presencia plena lo que posibilita cualquier aprendizaje; el resultado llegará, por añadidura, más tarde. Estar presentes y entregados al proceso es la mejor opción para aprender más y para reducir las posibilidades de terminar en un enfrentamiento».

Asimismo, el sensei hizo hincapié en cómo en la cultura oriental se utiliza cualquier actividad como ejercicio personal para cultivarse. «Esto se aplica a las artes marciales, el ikebana (arte floral), la ceremonia del té e infinidad de actividades cotidianas. Esta filosofía de vida hace que acometan sus tareas dando una mínima importancia al objetivo final y poniendo más énfasis en el camino a recorrer para llegar hasta él», dijo.

Todo ello conecta con el aikido, cuya finalidad es la propia práctica. «El aikido se posiciona como un faro en medio de la tormenta del conflicto, del estrés, de la no-comunicación, de nuestro avatar diario, creando un punto ideal a partir del cual elaborar un diálogo, así como oportunidades que disuelven y desanudan las tensiones», teorizó el experto.

Para conseguirlo, esta disciplina enseña, en palabras de Quero, «técnicas de respiración, a mirar y chequearnos hacia dentro, a centralizar el cuerpo, a meditar, a perfeccionar la escucha y la intuición, a desarrollar las habilidades de inteligencia emocional y diálogo…»

«A diferencia del estilo convencional basado en el control, tenemos que redescubrirnos primero en un proceso constante de hallazgo, basado en valores que nos llevan a ser consecuentes con nuestros actos, a evaluar si somos éticamente correctos en nuestra toma de decisiones, a aprender a ver y a comunicarnos con los demás desde el punto de vista de un igual…», explicó el maestro para ilustrar el hecho de que no hace falta ser un aikidoka para aplicar los principios del aikido en nuestra vida diaria.

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